Para Aristóteles la amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas. En su Ética Nicomaquea distingue tres tipos: la amistad de utilidad: me es útil y puedo sacarle provecho; de placer: me hace sentir bien; y la que define como verdadera amistad, basada en el hallazgo de la virtud y bondad del otro, en sus altos ideales. Jesús y Lázaro, Hitler y Goebbles. Por encima del juicio moral que la historia y el devenir de las sociedades realiza, nada empece a lo sustancial: ser partícipes de un hecho o ideal común.
La amistad poco o nada tiene que ver con lo que modernamente denominamos relaciones sociales. Como la bondad, como la generosidad, la amistad es un valor humano que no en todo lugar se manifiesta en todo su esplendor, tan a menudo viciada por el abuso, el exceso y la exigencia; en definitiva, víctima de una perversión interesada. Pues no es mejor amigo quien más se regala, si no aquel que nada exige y nada espera. Penetrar en la esencia de los valores no garantiza una existencia gozosa, pero es probable que nos acerque a cierta paz de espiritu.

No hay comentarios:
Publicar un comentario