Neguemos la palabra. Ahoguemos
la sibila en su canto y en su gozo. Perdure
tatuado a fuego en nuestras almas
el rutilante brillo de la verdad.
Neguemos la palabra. Acallemos
implacables la obsequiosa verborrea
la mentira, la nula vanidad.
Neguemos la palabra. Alcemos
uno con uno faros de luz, llama viva
que al Mal contrasta e intima a ser,
tal como soñamos
verdeante valle de discreta alegría.
Neguemos la palabra. Seamos
el rotundo eco de un humilde no.
27/7/08
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

No hay comentarios:
Publicar un comentario