Cualquier cosa que pueda hacer por ti, no la haré. Cualquier cosa que necesites, todo aquello que eches en falta, a ti únicamente pertenece. Y es un favor que te hago. Pudiera, indolente, gesticular balbuciendo palabras que hoy denominan solidarias. Ahorrémonoslas. Despierta. Lucha. Tal vez si alguna vez pasado tiempo te hallara tendido en el suelo y de los golpes de la vida magullado, tal vez digo, para levantarte y sanarte mi mano te tendería, para luego de nuevo abandonarte a tu cansino vagar.
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La casa arrendada, los libros y las ropas que duermen apacibles en sus armarios y sus repisas, no forman equipaje que pueda acompañarte a donde vas. Entonces sea, cada cual de sus alforjas, príncipe absoluto en sus míseras riquezas.

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