Blog de Juan Luis Miranda

29/7/08

Escuela de grumetes II

Dibujaré una ola al movimiento
en tu espalda, de gotas espumosas
ya vencida, tumbada entre las hojas
siento aviene a mi boca tu alimento.

La cálida marea aviva el viento
desde mi alma a las ínsulas humbrosas
de tus párpados, bahías gozosas
donde ha de encallar mi último aliento.

De tacto, arena y carne, la hermosura
en que torna tu cuerpo y se estremece
mudando en oro al sol de las salinas

blanqueadas; reflejan tu mar desnuda
y este sueño, que en tus brazos se mece
noctámbulo, vigila las sentinas.

28/7/08

La estación perdida II

Son las doce. En lo alto,
un tintineo de luces
vence la blanda calina
contra el muro del huerto.
.
¡Semillero de agua viva
pozo hundido
que hiciste de polvo piedras
para un sonajero vibrante!
.
Son las doce y en mi alma
crepitan sordas las horas
de aquel mayo, nuestro mayo
tristemente lejano.

La estación perdida I

Volveré y tú ya te habrás marchado.
Las lámparas, volverán a mi
sus ojos mustios; cegados
a la negrura que desde el rincón
perfila la estancia descarnada y sola.
.
Volveré y tú ya te habrás marchado.

27/7/08

Unconsciousness II

Neguemos la palabra. Ahoguemos
la sibila en su canto y en su gozo. Perdure
tatuado a fuego en nuestras almas
el rutilante brillo de la verdad.

Neguemos la palabra. Acallemos
implacables la obsequiosa verborrea
la mentira, la nula vanidad.

Neguemos la palabra. Alcemos
uno con uno faros de luz, llama viva
que al Mal contrasta e intima a ser,
tal como soñamos
verdeante valle de discreta alegría.

Neguemos la palabra. Seamos
el rotundo eco de un humilde no.

26/7/08

La amistad

Para Aristóteles la amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas. En su Ética Nicomaquea distingue tres tipos: la amistad de utilidad: me es útil y puedo sacarle provecho; de placer: me hace sentir bien; y la que define como verdadera amistad, basada en el hallazgo de la virtud y bondad del otro, en sus altos ideales. Jesús y Lázaro, Hitler y Goebbles. Por encima del juicio moral que la historia y el devenir de las sociedades realiza, nada empece a lo sustancial: ser partícipes de un hecho o ideal común.
La amistad poco o nada tiene que ver con lo que modernamente denominamos relaciones sociales. Como la bondad, como la generosidad, la amistad es un valor humano que no en todo lugar se manifiesta en todo su esplendor, tan a menudo viciada por el abuso, el exceso y la exigencia; en definitiva, víctima de una perversión interesada. Pues no es mejor amigo quien más se regala, si no aquel que nada exige y nada espera. Penetrar en la esencia de los valores no garantiza una existencia gozosa, pero es probable que nos acerque a cierta paz de espiritu.