El centro derecha está obligado, una vez más y ya van dos, a refundarse si pretende permanecer. Y habrá de hacerlo como entonces, abriendo espacios y aglutinando a todos aquellos ciudadanos cuya común aspiración no es otra que la de vivir en una nación de hombres libres e iguales ante la ley, esa que no encuentra hoy encaje en un mapa político dominado por la socialdemocracia en su infinidad de manifestaciones, y a cuya dictadura solo cabe oponer el ejercicio de la libertad individual.
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