Temo que seas la ola
que arriba su romper hasta mi pecho
volviendo ya en ti misma sumergida
volviendo ya en ti misma sumergida
ya desecha, fugitiva
por las vagas corrientes hasta el lecho.
.
La mar en calma aviene
vibrantes luminarias a mecerme
en su rumor y temo, -¡sí temo!-
penetren furtivas las costuras
que a ti guardan el puerto
eterno, que solo espera.
.
¡Al que llegué un día
desnudo
corriendo
playa arriba!

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