Cuando vuelvas | Blog de Juan Luis Miranda

19/11/08

Cuando vuelvas

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Salpicado de amapolas, el pálido trigal se desparrama otero abajo hasta mis pies mientras tomo el pan que cocí temprano, las manos sucias, y me lo llevo a la boca y regreso a cuando fui niño-espiga y el cielo se me parecía azul y mi corazón el mejor refugio ante los hechos de los malos y la palabra de los buenos, del arbitrio de los hombres que no comprendía y no comprendo, consciente de la terrible soledad de los porqués sin respuesta.
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No siendo tú para mi más que potencia, cosa misma de orden y caos transfigurada, te echo de menos, lo mismo que el girasol a su amarillo mago, girando en sí mismo avergonzado de la pronta luna, para amanecer radiante al nuevo día. ¡Cómo resistirse a morir en este instante! Me invito -debo- a imaginarme en agonía, hasta ese preciso momento en que no cabe un segundo postrero y así poder llevarte conmigo en el recuerdo hasta mi último lugar, a este trigal, entre amapolas, donde deseo descansar cuando el corazón se pare y mi visión del mundo sea un hermoso tapiz de inmenso color blanco.
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Vuelve cuando quieras. Para entonces ya te habré llevado conmigo.

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