Blog de Juan Luis Miranda

14/7/09

Necesito cerrar los ojos (III)

.
No recuerdo bien porqué. El hecho es que dejé de leer durante unos años. La naturaleza estaba haciendo bien su trabajo: crecía a lo alto y me alimentaba, igual que los hombres antiguos, haciendo rapiña de la vida. Mi familia era, es, una familia modesta, en el sentido literal del término; sin embargo jamás hubo un tiempo en que no dejase de entrar un nuevo libro por la puerta. Entré en la facultad y, lejos de tomar gusto por los códigos, le tomé afición a las pastillas: rohipnol, ribotrip, tranxilium… Esto ya lo sabes. Era un mocoso experto en fármacos, el nutriente perfecto para mi dolencia: la fobia al otro. En invierno, cuando el frío apretaba, me cobijaba como un perro en la biblioteca. Allí leí a Burroughs, a Keruac, lo de la Beat. Recuerdo un tipo con pinta de opositor a notarías (probablemente lo sería) que me lanzaba ráfagas por encima de sus gafitas cromadas; conocía su reproche, este guarro de pelo largo ocupando un sitio en la biblioteca para leer libros de fantasías. Claro que yo jamás quise ser abogado, y por tanto me importaban un carajo todo aquel tipo de conflictos. A mí , lo que de verdad me importaba, era encontrar un porqué a aquella existencia entre extraños a los que detestaba. Ya fuese por el desconocimiento que acarrea la juventud, o sencillamente que mi sesera no daba para más, pasé de puntillas por Cernuda y JR Jiménez. Sin embargo, tenía que ser así, me topé a los malditos. Leí a Rimbaud, Verlaine, y sobre todo a Baudelaire, quizá junto con Jiménez el único poeta al que mi memoria alcanza a recitar, y al que me entregué largo tiempo, tirado al fresco en algún rebate de la Judería en verano, o guarecido de la lluvia bajo la arcada del Patio de los Naranjos en invierno. Comprendí que el arte no es más ni menos que el éxtasis por la contemplación. Aprendí a prevenirme de los demagogos, de los artistas de la pose, de las niñas encandiladas y del consejo ajeno. Amé por primera vez como al tiempo amé la última: sin contemplaciones. Me subí a horcajadas al lomo de la serpiente y me lancé a una lenta y constante huida, aventado por el principio de que lo bueno, lo cierto, está siempre por llegar. Está siempre por llegar. Cuando por la fatiga, el hemisferio razón me abandona como a un perro en medio de la vía, pido a mis instintos me aparten del peligro, ahí, a la cuneta de la certeza, dejando a losotros su transitar.
,
La Voz, …. Baudelaire.
.

Mi cuna estaba adosada a la biblioteca

Babel sombría, donde novela, ciencia, fábula,

todo, la ceniza latina y el polvo griego

se mezclaban. Yo era alto como un infolio.

Dos voces me hablaban. Una, insidiosa y firme,

decía: “La Tierra es un pastel lleno de dulzura;

yo puedo (¡y tu placer será entonces sin límite¡)

despertarte un apetito de igual tamaño. “

Y la otra: “¡Ven¡ ¡Oh, ven, viajero en el sueño

más allá de lo posible, más allá de lo conocido¡”

Y esa cantaba como el viento en los arenales

fantasma quejumbroso, venido no se sabe de dónde,

que acaricia el oído, y sin embargo espanta.

Yo te respondí “!Si, dulce voz¡” De entonces

data lo que se puede ¡ay! llamar mi llaga

y mi fatalidad. Detrás de los decorados

de la existencia inmensa, en lo más negro del abismo,

veo distintamente mundos singulares,

y, víctima de mi clarividencia extática,

arrastro conmigo serpientes que me muerden los zapatos.

Desde este tiempo, igual que los profetas,

amo tan tiernamente el desierto y el mar;

desde entonces me río en los duelos y lloro en las fiestas.

y encuentro un gusto suave al vino más amargo;

tomo muy a menudo los hechos por mentiras

y, con los ojos en el cielo, me caigo en los agujeros.

Pero la voz me consuela diciendo: “Conserva tus sueños;

los cuerdos no los tienen tan bellos como los locos”.

.

16/6/09

Necesito cerrar los ojos (II)

.
Tenemos los hombres en nuestro alma un refugio. ¿Qué es en esencia un hombre mas que el despojo del caer de los días? ¿Acaso Orden y Caos no arrojan más resultante que una existencia vana? ¿Para esto tanta razón? La vida se me parece un lento atardecer, tibiamente. Las guirnaldas que coronan tu frente, el solo regalo que te puedo dar. Te miro y en ti veo el mundo mismo que una vez soñara y que nunca será. Cuando anochezca todo se habrá ido, la brisa dejará paso a la inanidad, expoliarán los buitres los nidos de los mirlos, cantaré Cover me in roses y soñaré haberme hecho viejo, gordo y enfermo, mientras bailo con los campesinos al lado del molino (B.T.).

15/6/09

Necesito cerrar los ojos (I)

Me siento enfermo. Cada mañana, al dejarme caer de la cama, he de esforzarme en arrastrar un pie tras del otro para echarme a andar. La luz entra filtrada por la cocina y por el baño y me deslizo a refugiarme en la sala donde todo es sombra apenas aliviada por la penumbra que arroja la pantalla con su anaranjado escaparate de canciones que me hacen reir y me hacen llorar, unas con voces de otro tiempo y otras, canciones de hoy, cuyo tiempo confieso jamás será ya mio. Ya no. El primer cigarrillo me produce un vómito. No logro echar nada. La tristeza cuidaba de mi, devolviéndome a la cama, cerrándome los ojos con un beso, trayendo a mi recuerdo las palabras del nazareno, de quijada o quesada, del joven Raskolnikov, de Luzbel y del viejo Long John Silver. Hoy quisiera dormir mucho tiempo, descansar y levantarme y salir contigo a comer carne y beber vino. Quisiera quedarme el resto de mis días contigo. Y ni siquiera sé cómo es tu tacto. No me he afeitado en días y podría no hacerlo nunca más. Las cosas prácticas de la vida son insufribles. Todo se reduce a un cúmulo de transacciones. Pongo carne a quemar, algo de sal, y abro una botella de vino. No tengo valor para ofrecerte compartirla conmigo. Solo me queda un poco de ira con la que despreciar a los idiotas, y demasiada autocompasión como alimento básico para no ceder totalmente al abandono, porque ¿a qué hostias debo el honor de ser receptor de esta crueldad inanimada, esta existencia vana?

14/6/09

Heaven (video)

.
Everyone is trying to get to the bar.
The name of the bar, the bar is called heaven.
The band in heaven plays my favorite song.
They play it once again, they play it all night long.
.
Heaven is a place where nothing ever happens.
.
There is a party, everyone is there.
Everyone will leave at exactly the same time.
Its hard to imagine that nothing at all
could be so exciting, and so much fun.
.
Heaven is a place where nothing ever happens.
.
When this kiss is over it will start again.
It will not be any different, it will be exactly
the same.
Its hard to imagine that nothing at all
could be so exciting, could be so much fun.
.
Heaven is a place where nothing ever happens.
.
Talking Heads. Fear of Music, 1979

La otra noche

Haciéndolas tú, las cosas de la vida me parecen cosas nuevas, rayos de esperanza envueltos en gestos sobre los que no dudo un instante en azuzar como bestias mis sentidos, sólo por egoismo, porque al aprehenderlos me hacen mejor, porque me hacen bien, y solo una vez los arrastro hasta mi cueva me veo saciarme, al hacerlos míos devorándolos, en la cueva donde no hubo lámparas y pronto no se hallarán bombillas, donde guardarán para si los libros su saber secreto y dormiré, yo abrazado a tu costado, mientras el silencio arrasa mi casa purificándola.