Haciéndolas tú, las cosas de la vida me parecen cosas nuevas, rayos de esperanza envueltos en gestos sobre los que no dudo un instante en azuzar como bestias mis sentidos, sólo por egoismo, porque al aprehenderlos me hacen mejor, porque me hacen bien, y solo una vez los arrastro hasta mi cueva me veo saciarme, al hacerlos míos devorándolos, en la cueva donde no hubo lámparas y pronto no se hallarán bombillas, donde guardarán para si los libros su saber secreto y dormiré, yo abrazado a tu costado, mientras el silencio arrasa mi casa purificándola.

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