No dejes, alma en luceros,
cuando los agujeros, los abismos,
toda sima,
inunden mis zapatos
y las hachas y el aura
de las antorchas penetren
regando mis mejillas
hasta el venero de la muerte,
verterme en cobardía.
cuando los agujeros, los abismos,
toda sima,
inunden mis zapatos
y las hachas y el aura
de las antorchas penetren
regando mis mejillas
hasta el venero de la muerte,
verterme en cobardía.
