Por los pabellones del progreso
por las avenidas
veis pasear los miedos
y las vísceras
que escupiera sobre vosotros
cobardes que me escrutabais.
Pero yo río y canto,
me descubro en mi frío,
en mi hambre, al comer de mi carne
en mi soledad, donde el aire falta,
donde soy, en el vacío,
dios y absoluto.
¡Hipócritas! ¿No os sonroja
criticar a quien no suma más de uno,
y aplastar con palabra
de hechos consumados
la llama creciente de una audacia?
¿Merecéis pues algún descanso?
¡Ni los rezos de una vieja
enterrada en años
que todo lo perdona!
5/9/06
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