Santa María de la Cabeza | Blog de Juan Luis Miranda

22/10/08

Santa María de la Cabeza


Vivir cada minuto como el último es motivo suficiente para no tener nada que reprocharse a uno mismo. No hubo un ahora, como tampoco hubo un adiós, ni siquiera un hasta pronto. Como únicamente saben hacer los locos y los viejos marinos que embarcados a su nave se alejan, mar adentro, sólos y sin despedida.

.
¡Qué ironía! Enredadas hoy se tejen entre ellas las palabras, enhebrando esta soga amarga que nos vincula, igual que una letanía, una plegaria. Entonces, cuando me tocabas, ni el rumor incesante de mi pecho se elevaba por encima de tus silencios. Tus silencios. En aquella casa aquietada, tu cuerpo me era un mar de infinitas travesías.

No hay comentarios:

Publicar un comentario