Equivoca Norberg su análisis respecto a la nueva ley de educación cuando felicita a la izquierda española por este avance liberalizador. La asignatura de enseñaza de la Religión Católica pasa a ser de carácter voluntario, mas no como fruto de una conquista de la sociedad civil tendente a la laicidad en la escuela pública, como sería deseable, sino como otra imposición del Gobierno social-nacionalista para abrir paso a la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía, remedo progre de la franquista Formación del Espíritu Nacional.
Desaparecido el conflicto ciudadano-estado, la paz perpetua ha llegado. Orientado adecuadamente, este despojo de ciudadano disfrutará de una existencia sin contradicción posible entre el propio pensamiento y la realidad percibida. Un mundo feliz.
